Lo que por las fotos puede parecer una sentencia de muerte segura es en realidad una piscina natural "segura" y bordeada por rocas. Situada en el corazón de las cataratas Victoria (unos 108 metros de altura) en Zambia, esta piscina ofrece una experiencia única e irrepetible en el mundo, eso sí, solo apta para los más valientes.
Situado en la península del Yucatán, este cenote es uno de los atractivos turísticos más visitados de la zona. Su singularidad y su acceso público y gratuito hacen de este espacio salvaje una visita obligada si viajas a México.
Estas aguas vaporosas formadas por la lava han sido aprovechadas para crear un balneario geotermal que se ha convertido en uno de los lugares más visitados del país. Sus propiedades beneficiosas, son ricas en minerales como sílice y azufre, y su espectacular paisaje hacen de este baño algo inolvidable.
No una, sino varias piscinas naturales se pueden encontrar en esta playa situada al lado del Faro Tostón en El Cotillo, el norte de la isla. La profundidad y el color de sus aguas hacen de este el lugar perfecto para bañarse en uno de los rincones más bellos de Fuerteventura.
Pamukkale, castillo de algodón en turco, es una de las zonas naturales más famosas de Turquía que ofrece uno de los paisajes más peculiares y bellos del mundo. Hace miles de años un fuerte terremoto provocado por la falla de la cuenca del río Menderes ocasionó la aparición de numerosas fuentes de aguas termales. Este fenómeno natural produjo gruesas capas blancas de piedra caliza y travertino que dan una singularidad sin igual a este maravilloso lugar.
En plena reserva natural se encuentra una de las piscinas naturales más conocidas de los Estados Unidos donde locales y visitantes se refrescan y disfrutan de unas vistas impresionantes. El agua de la Hamilton pool llega a través de una cascada de unos 15 metros de altura.
El agua que cae de esta increíble catarata de tres niveles (unos 29 kilómetros de distancia) se acumula en numerosas piscinas de color azul turquesa en las que darse un chapuzón es toda una experiencia inolvidable.
Con la misma sensación que en una piscina infinita pero con el aliciente de estar en el mar de verdad, este pequeño paraíso en la isla de Thassos es uno de los muchos otros motivos por los que vale la pena visitar las islas griegas.
Declarado uno de los diez mejores lugares del mundo para bucear, el gran agujero azul tiene más de 300 metros de ancho y 123 metros de profundidad. Se cree que antes del último periodo glacial se encontraban cuevas de piedra caliza que con el aumento del nivel del mar se derrumbaron. Bañarse en este agujero es, sin duda, una experiencia trepidante.
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