El señor de la foto es un ciudadano belga que se jubiló hace ya algunos años. Este hombre regentaba una tienda situada debajo de su domicilio y, una vez retirado de toda actividad comercial, decidió reutilizar el antiguo local de su tienda para convertirlo en un garaje donde aparcar su auto.
El ayuntamiento no se lo permitió, seguramente por temas estéticos. Así que hecha la ley, echa la trampa
Fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario